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Raúl Herrero

M.K. Ciurlionis

M.K. Ciurlionis

 (En imagen superior lienzo de Ciurlionis "Los reyes".)

Es difícil olvidar la pulsión que estremece el cuerpo cuando se descubre algo afín, ya se trate de una persona o de un elemento artístico, ya sea la respuesta que alguien da en una entrevista, el familiar sonido de la obra de un compositor, el deslumbramiento frente a un cuadro o el granizo de aquiescencia ante la lectura de un texto. Ese arrobamiento  o éxtasis lo padecí  “con la alegría de la esclavitud que ronda al amor” durante mi primera visita al Teatro-Museo de Salvador Dalí en Figueres, frente a Las Meninas de Velázquez,  cuando todavía era  un niño y no sabía nada del pintor ni de la importancia académica del lienzo, durante la lectura primigenia y original del Poeta en Nueva York de Lorca, El cuello cercenado de Fernández Molina, La piedra de la locura de Fernando Arrabal, la Antología poética de Juan Eduardo Cirlot, en el primer visionado de Manhattan de Woody Allen (por poner unos ejemplos que se dieron antes de que alcanzara los veinte años).

En ocasiones uno piensa que no encontrará una obra, una novedad, que le haga revivir esa sensación. Y por fortuna, uno, una vez más, se equivoca de cabeza a rabo y extremidades.

Para mi  fortuna ¡ de la mano de mis amigos Pedro y Beatriz he descubierto de pleno al pintor, compositor y escritor lituano M.K. Ciurlinonis. Ellas aseguran que les suena vagamente como compositor y, en mi caso, ese recuerdo me resulta tan impreciso que apenas creo se corresponda con una ligera mácula.

Ciurlionis pertenece intelectualmente a ese grupo, por mi tan querido, que pretendieron (y pretenden) aunar todas las artes en un impulso creativo.(Véase el Manifiesto del Arte Absoluto). Siguiendo trayectorias de creadores de diversas disciplinas  como Scriabin, Kandisky, Schönberg (que durante una etapa de su vida realizó excelentes autorretratos)  o Xul Solar. Así en un momento musical a caballo entre el nacionalismo y el expresionismo surge esta figura con su música, con poemas como Sonata y  lienzos con títulos como, de nuevo,  Sonata de Mar, Fuga, Sonata de primavera (repartida en tres lienzos que se corresponden con los tres movimientos de la sonata), sonata de las estrellas...  También dedicó toda una serie de cuadros a los signos del zodiaco que, por lo que hasta el momento conozco de su obra, puede que se encuentre entre lo mejor de su creación.

He leído algunas traducciones de sus poemas que, al igual que su pintura, me parecen muy próximos al simbolismo. Así mismo he buscado algunos fragmentos de sus obras musicales y me han parecido muy atractivas. Pero lo que ahora mismo me tiene subyugado sobre todo es la pintura,  de fácil acceso a través de la maquinita de internet. Algunos de sus lienzos recuerdan a los de ese otro visionario de la plástica del siglo XX, además de escritor, Víctor Hugo. También y, sobre todo, encuentro en sus pinceladas emulsiones  de mi admiradísimo Gustave Moreau (la visita a su casa-museo en París supuso en mi vida todo un acontecimiento) y también a su compañero de generación Odilon Redon (como en "La creación del mundo"). En algunas de sus entornos difumados puede incluso acercarse a Turner. Pero lo mordazmente hermoso es que, a pesar de tales paralelismos, mantiene una cierta personalidad íntegra. Resulta evidente su originalidad como antecedente del surrealismo al estilo de Paul Delvaux. Incluso algunos lienzos de increíbles vegetaciones  pueden rememorar vagamente al aduanero Rousseau

En una página de internet dedicada a su obra leo:

Lo interesante de todo esto es que hace mas de cien años, cuando nadie les hacía caso, varios pintores y músicos del Centro y Este de Europa habían hecho los primeros intentos de integrar las artes, gracias a sus estudios de música, arte y literatura. Ya conocemos el caso de Vasili Kandinsky y František Kupka, Paul Klee y Francis Picabia para mencionar sólo a los más famosos.

Entre los pioneros de ese arte que luego daría el surrealismo y el arte abstracto, figura una persona casi legendaria que parece pertenecer a todos los ismos del siglo veinte y a la vez, es único y personal. Se trata del compositor y pintor lituano M. K. Ciurlionis, nacido el 22 Septiembre de 1875 en Varena (Lituania) recibió las primeras lecciones de música a los tres años dadas por su padre el organista de la parroquia en Druskininkai, y de allí pasó a la escuela de música y orquesta de cámara del Príncipe M. Oginskis de Plunge. En 1894 hizo estudios de música en Varsovia y en 1901 de composición en el Conservatorio de Leipzig. En 1903 sin abandonar la música por completo  -dando lecciones de piano para ganarse la vida- empieza con pasión estudios de pintura en la Escuela de Bellas Artes de Varsovia y en menos de 9 años deja unos 300 cuadros fantásticos que en su época nadie sabía cómo interpretar. Hoy, ya está claro que pertenecen a su época de Simbolismo y Art Nouveau y gracias a la sinestesia, así definida por Kandinsky, por intuición fue un pionero del modernismo y arte abstracto

 

Ruego a los lectores que ya conocieran al sujeto me permitan disfrutar de la comezón del descubrimiento.

Más información en http://www.combusem.com/CIURLIONIS.HTM

  

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