Blogia
Raúl Herrero

Simplicius, una novela ejemplar

Simplicius, una novela ejemplar
Aunque en la única edición íntegra que existe en castellano de la novela Simplicius Simplicissimus (Cátedra, Letras Universales, 1996) se nos advierte, en la contraportada y en las palabras preliminares, que se trata de “un monumento de la literatura universal”. En España, salvo eruditos y estudiosos de la literatura alemana, no se ha prestado una atención excesiva a esta obra ni a su autor H. J. CH. Von Grimmelshausen.
Manuel José González, autor de la edición referida, nos advierte que Grimmelshausen se encuentra entre los autores más prolíficos del siglo XVII en la literatura alemana.
Grimmelshausen nace en 1621, otros apuntan que en 1625, y muere en 1676. Toda su vida, así como su novela Simplicius, se desarrolla con el telar de fondo de la guerra de los Treinta años. Conocido en su infancia como el hijo del panadero estudió con los franciscanos, sin embargo, se considera que el grueso de su formación proviene de su empeño autodidacta, puesto que abandonó los estudios a los doce años. Los investigadores encuentran detalles en sus novelas que consideran coinciden con la infancia del autor en la villa de Gelnhausen. Grimmelshausen fue raptado por los croatas, al igual que su personaje Simplicius, que pasa a lo largo de la novela por diferentes ejércitos de los que intervinieron en la guerra de los Treinta años. Autor y personaje ascendieron mosquetero y ambos participaron en la batalla de Wittenweier en 1638.
Grimmelshausen tras ser secretario del coronel Hans Reinhard von Schauenberg y administrador del castillo de Ullenburg, lo encontramos en 1665 como hospedero, aunque fracasará en este negocio. Después pasará hasta el final de sus días como corregidor y alcalde de la localidad de Renchen. Según Manuel José González los especialistas hablan de él como “del gran prosista que modernizó la novela alemana”.
Simplicius Simplicissimus, la novela que más retribuciones y fama otorgó a su autor, se publicó por primera vez en 1668. El editor y el autor quisieron aprovechar la fama de la criatura y se publicaron posteriormente prolongaciones y nuevos ciclos, más o menos relacionados con esta obra, o con algún personaje secundario.
Resulta de especial interés la estructura de la novela, pues, aunque se percibe la influencia de la novela picaresca española (El Lazarillo de Tormes, El Buscón, Guzmán de Alfarache), posee varios detalles que trascienden ese género. Así Simplicius comienza siendo adoptado por un ermitaño, tras la destrucción de la hacienda de su familia. La formación que le proporciona este padre “adoptivo” se limita a lo espiritual y a su muerte el discípulo se encuentra completamente inmaculado de todo el esplendor, tentaciones y maldades que oculta el mundo. Casi como el hombre bueno por naturaleza que con posterioridad reivindicara Rousseau. Los primeros “ciudadanos” y “cortesanos” conceden el nombre de Simplicius a tan puro e insólito personaje. El resto de la novela transcurre en un trasiego de aventuras, donde el protagonista se inicia al mundo, a las trampas, a los deleites, a las traiciones y, en definitiva, a la formación necesaria de un pícaro para sobrevivir en una sociedad compleja y en guerra permanente. Tras pasar por varios estados de fortuna, desde mosquetero, a hombre rico, soldado, esclavo, hombre casado y tras mil sucesos, el protagonista decide, al final de la novela, retirarse del mundo, a imagen y semejanza del ermitaño y dedicarse al estudio y la lectura. Así el último capítulo del libro reitera casi en su totalidad el capítulo XX del volumen Menosprecio de corte y alabanza de aldea de Antonio de Guevara. (en su versión alemana de 1623).
Por tanto, todas las peripecias de Simplicius, todos los puntos concomitantes con la novela de viaje inicático que, en ocasiones, nos parece encontrar en la evolución del personaje, desembocan en una vuelta a la pureza, o a la renuncia del mundo semejante a la que ya poseía el personaje al comienzo de la obra. Si bien, claro está, en este segundo caso se trata de una decisión “madurada” y asumida no por ignorancia del mundo, sino tomada con la libertad del que ya conoce ambos aspectos de la vida.
Quizá los primeros capítulos en los cuales es tomado a Simplicius por un loco al que, como también harían los condes de la segunda parte del Quijote con el hidalgo, sus señores pretenden engañar creándole toda serie de pantomimas, donde involucran a los criados disfrazados de diablos, además de otros acontecimientos similares.
Por último, quiero mencionar que tras más de cuatrocientas páginas donde se pretende mantener cierta verosimilitud en los hechos nos topamos, en las últimas páginas, con un extraño viaje de Simplicius al centro de la tierra. Allí le ocurren sucesos que casi podrían atribuirse al mismísimo baron Münchausen.
En definitiva, Simplicius conforma una novela que trasciende las clasificaciones de su época (como El Quijote de Cervantes), donde momentos donde autor y personajes, intervienen y razonan con tanto ingenio como en los mejores momentos de las obras de Cervantes y Shakespeare.



 

0 comentarios