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Raúl Herrero

De cómo habitar la poesía

De cómo habitar la poesía

M CINTA MONTAGUT

Enrique Villagrasa

Mudanzas de la voz

Los libros del Señor Nicolás.

Editorial Libros del innombrable

Zaragoza 2011 La escritura poética de Enrique Villagrasa viene de lejos, ha sido premiada en el año 2004 con el Premio León Felipe y con un Premio del Istituto italiano di Cultura de Napoli en el año 2008. Es además colaborador en estas mismas páginas y en revistas como Qué leer o Turia, entre otras. En el pasado año 2011 han aparecido tres libros de su pluma Lágrima de mar, Esquirlas y Mudanzas de la voz del que me voy a ocupar en las líneas que siguen.

Mudanzas de la voz es el poemario de un escritor en plena madurez literaria que trata de desentrañar a través de la escritura qué es realmente la poesía, qué es la palabra que se esconde en el poema y le da sentido y lo construye.

Todo poeta a lo largo de su trayectoria personal y creativa se ha preguntado alguna vez por la esencia misma de la palabra poética, de sus virtudes y de su alcance.

En el Introito del poemario Villagrasa dice “Recuerdas poeta/mercenario de la

palabra con los jonios”. En realidad el poeta ha sido siempre y sigue siendo un mercenario de la palabra ya que es ella la que alimenta no sólo el poema sino la vida entera con todos sus matices. Es la palabra la que se esconde en el poema lo mismo que la nada que habita “en el no ser del poema”.

Al verso hay que perseguirle para después poder hacer brotar las palabras de la nada o del silencio que aparece en este poemario como la ant’tesis del poema y al mismo tiempo como su fuente, como el lugar donde ir a buscar aquello que el poeta no encuentra en ningœn otro sitio.

La palabra, la poesía, el poema son el eje central de Mudanzas de la voz y alrededor de este eje encontramos el amor, el miedo y el tiempo que siempre determina los pasos que damos en la vida.

La escritura de Villagrasa es densa, concisa, los poemas son breves, casi aforismos que transmiten certeramente una emoción o una idea con una enorme sencillez, cosa nada fácil por el esfuerzo de condensación conceptual que supone.

El libro se divide en cuatro partes, un Introito, dos partes centrales y un Final con coda. En la œltima parte aparece la nostalgia por Burbáguena, lugar de nacimiento del poeta y donde piensa reposar para siempre. Nos dice “Tus restos quedarán perdidos/en el osario de Burbáguena”.

Una vez más será el tiempo el que lo determine todo.

Reseña publicada en la revista El perseguidor

 

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