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Raúl Herrero

¡Arrabal desde Nueva York habla!

¡Arrabal desde Nueva York habla!

 

Con un poeta y un triciclo, [casi como en mi pieza, del mismo titulo] me fui al Zoo de Central Park de NY, para seguir de lejos y en bastardilla el periplo del personaje de Salinger. Y topé con un espectáculo “desopilante” y estremecedor [aquí estoy sin acentos ni egnes, cogno*] . Medio centenar de hombrecillos de medio metro de altura, serios y trascendentes hacían reír a carcajadas a un grupo numeroso de niños y más aún a sus padres: no se puede imaginar nada tan cómico y sobrecogedor como estos pingüinos. Unos se alinean sesudos para contemplar un punto preciso del cielo; otros aislados y desdeñosos, a lo Chateaubriand, esperan en lo mas alto de una roca la llegada de una señal decisiva; otros, también solitarios, parecen castigados contra la pared. Se mueven muy rápidamente bajo el agua; pues todo pingüino dispone de una doble velocidad: una acuática y submarina que avecina la del rayo supersónico y una segunda lenta y torpísima cuando deambula entre las piedras de la costa. El pingüino pasa la mayoría de su tiempo inmóvil, con el pico entreabierto, en un pedrusco junto al océano, levantando parsimoniosamente ambas "manos", exactamente de la misma manera, pero muy de vez en cuando. Y sin que nada lo presagie se zambulle en el agua con elegancia y estilo. Dentro del mar es capaz de dar las volteretas más graciosas y espectaculares. La economía también parece de lo más inesperada y caótica. La confusión se ha adueñado de todo, más aun que nunca. Hasta que se zambulla en el infierno como los pingüinos en el fondo del mar. Este animalito humanoide puede aparecer en la superficie del agua dando saltos en el aire. Es como una ilustración puntualmente significativa de nuestro propio ir y venir de la confusión a la ilusión, del cuerpo al alma, de la vida a la muerte, de la excepción a la regla, de nuestro genio a nuestra estupidez, de nuestros ramalazos de deslumbramiento a nuestro eterno patear en el pozo de lo que ignoramos. Las focas también son espectacularísimas, pero en nada comparables a estos pingüinos, nuestros verdaderos hermanos de smoking, cachondeo, pánico y dolor secular .

Amen y amplexus de este arrabal of NY.

PD. Mi amiga la genial Francoise Barre’ S ha ganado esta mañana el Nóbel de medicina. Ella que no es medica!!!! Espero que se pueda escuchar nuestra primera conversación publica: hace un cuarto de siglo en France Culture. Pero para mayor ejemplaridad le han otorgado el galardón adosada a su plagiario y usurpador Montagnier.


Fernando Arrabal

* Arrabal escribe sin duda desde uno de esos ordenadores norteamericanos que, como ya sabemos, siguiendo la costumbre de sus semejantes practica el vicio de evitar las eñes y los acentos españoles. Por supuesto, estos pecados se han subsanado para la inclusión del texto en este blog.

 

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