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Raúl Herrero

Merienda en Valdepeñas (Gregorio Prieto y Antonio Fernández Molina comidos por los codos)

Merienda en Valdepeñas (Gregorio Prieto y Antonio Fernández Molina comidos por los codos)

 

(En la parte superior lienzo de Gregorio Prieto)

A lo largo del viaje, en las gasolineras, en las estaciones de servicio, tras los aparadores de los grandes almacenes, tras los urinarios públicos, en cualquier esquina oscura, tras un arbusto mal intencionado que evita en el camino la visibilidad de caballerías y máquinas; a lo largo de todo el viaje comprobamos que nos espiaban extraños personajes con sombrero. Los había de todo tipo: algunos ocultaban el rostro bajo un sombrero-hongo de ala ancha, otros aprovechaban que les descubríamos para interpretarnos el baile de las cejas, otros se encogían y arrastraban por el suelo para desaparecer de nuestro campo de visión, como si de ese modo pudieran disimular su presencia.

Por fin, algo asustados por la persecución inmisericorde de esos personajes, alcanzamos nuestro destino. En la puerta de la Fundación Gregorio Prieto, en Valdepeñas, nos aguardaban Isabel y Teresa, dos de las hijas de Antonio Fernández Molina.

A Gregorio Prieto se le ha llamado el pintor de los poetas porque dejó retratos de muchos miembros de la generación del 27 y de otros muchos. Aunque también se le podía calificar de poeta-pintor… Uno de los retratos que realizó de Federico García Lorca ha dado la vuelta al mundo y se ha reproducido en innumerables biografías del poeta andaluz. La editorial de poesía “Adonais” le permitió que publicara un libro de dibujos bajo el título de: “Poesía en línea”. Su amistad con Antonio Fernández Molina procede de los primeros años de la década de los años 50. De aquel entonces existe una fotografía, que se incluye en el catálogo, donde figuran retratados Prieto, F. Molina y Ángel Crespo en Alcalá de Henares en el año 1951. Para postre Gregorio Prieto realizó una suerte de inauguración del postismo, antes que este movimiento se fundara formalmente en 1945, con Eduardo Chicharro. En ese período, en Roma, ambos artistas pergeñaron varios collages ejemplares, que el visitante puede ahora admirar en este museo. En esa casa típica castellana también se encuentra una amplia selección de lienzos del pintor, además de un abundante número de collages de los años 60 y 70, algunos de ellos influidos por la estética del pop, donde confluyen restos de revistas de la época (se asoma en ellos la propia duquesa de Alba) y cartas personales de diverso signo. A esta colección la acompañan un nutrido grupo de arcángeles San Miguel y varias palomas trinitarias.

Allá por los años 50 Gregorio Prieto dibujó un retrato de Antonio Fernández Molina, tal vez el último de la serie que dedicó a los poetas. Esta obra aparecía en primer plano en la muestra antológica de dibujos de Antonio Fernández Molina, que se presentó el día 1 de septiembre en la Fundación Gregorio Prieto. A los dibujos los acompañaban, impresos en las paredes, algunos fragmentos de un texto que dedicó a Molina su amigo Fernando Arrabal.

La muestra se presenta bajo el epígrafe “Poeta-Pintor, exposición homenaje”. Y la selección de obras, por obra y gracia de su hija Ester, supone un gran acierto. Puesto que reúne tanto todas las facetes de F. Molina en el terreno del dibujo. Por un lado contamos con la presencia de unos míticos cartones realizados a principios de los años 50. Esas obras estuvieron desaparecidas durante algún tiempo. Se trata de obras que Fernández Molina realizaba en su aislamiento en el pueblo castellano de Casa de Uceda, pero que guardan estrecha relación estética con las creaciones realizadas en ese momento por los más arriesgados artistas del momento en las capitales del arte. Así, en estos cartones monocromos, porque la situación económica no permitió la llegada del color a la pintura de Molina hasta varios año después, rastreamos influencia de Klee, y la presencia de contemporáneos como el grupo “El Paso” y de la denominada pintura “matérica”.

En la muestra también nos encontramos con esos animales aguerridos, en la línea de los “seres imaginarios” y con el pulso del grupo COBRA (con quienes expuso Fernández Molina en Berlín, por cierto). Tampoco falta la serie del abecedario y de los números con una equilibrada belleza. Llamó la atención de muchos asistentes la baraja que ideó Fernández Molina con unos bastos que se han transformado en peces. Se incluyeron algunos paisajes y personajes de su etapa en Mallorca, obras, en general de mayores medidas. Pero tampoco faltaron esos dibujos que el artista realizaba mientras conversaba con un amigo, o mientras se ocupaba de cualquier otro asunto, piezas que esbozaba sobre cualquier pedazo de papel, aprovechando una invitación recibida en el correo de la mañana, en un billete de autobús, en un resto de cartón, todos ellos valiéndose de cualquier material como tinta, grafito y saliva para fijar y dar esplendor.

Comprobamos como a algunos presentes les temblaban las piernas de admiración y excitación. Incluso fue necesario sujetar por las piernas a algunos para evitar que la emoción les hiciera ascender a los cielos en carne mortal.

El acto de inauguración resultó enriquecedor. El alcalde de Valdepeñas, el presidente de la Fundación Gregorio Prieto, el vicepresidente de la misma y Ester Fernández, en nombre de la familia, ofrecieron un claro retrato de Antonio Fernández Molina y de la dimensión de su obra.

Antonio Sánchez Ruiz, vicepresidente de la Fundación, recordó la presencia de Fernando Arrabal en el museo, acompañado por Fernández Molina y quien esto escribe. Aquella, sin duda, fue una tarde apoteósica y delirante.

Cuando me disponía a abandonar el recinto unos ojos llamaron mi atención. Me aproximé lentamente a ellos, con el sigilo de un animal desconfiado. De golpe me encontré con todos aquellos personajes con sombrero que nos espiraron durante el viaje, todos dibujados por la mano de Fernández Molina y reunidos bajo un mismo marco. Los personajes se percataron de mi presencia y comenzaron a bizquear. Les aproximé mi oreja y me narraron una serie de fabulosos sucesos, que relataré a mis lectores en otro momento.

Y tras el acto, desde luego, la merienda.

 

(Exposición Dibujos de Antonio Fernández Molina Poeta-pintor. Exposición homenaje. Del 1 de septiembre al 7 de octubre de 2007. Museo de la Fundación Gregorio Prieto, Valdepeñas. No se pierda el visitante el catálogo con textos de autoridades, de Ester Fernández, de Antonio Sánchez, José Corredor Matheos, una selección de textos de Fernández Molina sobre Gregorio Prieto, unos musgos de A.F. Molina y un soneto del mismo. Además de otros contenidos y de la reproducción de las obras.)

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