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Raúl Herrero

Más vale muerto en mano que ciento volando, (Entremés o paso, VI)

Más vale muerto en mano que ciento volando, (Entremés o paso, VI)

 

Entremés.
Pieza de teatro jocosa, en un solo acto, que solía representarse entre una y otra jornada de la comedia.
María Moliner, Diccionario del uso del español. Segunda edición, Madrid, 1999.
Pieza dramática jocosa y de un solo acto. Solía representarse entre una y otra jornada de la comedia, y primitivamente alguna vez en medio de una jornada.
Diccionario de la lengua de la Real Academia Española. Vigésima primera edición. Madrid, 1992.


En escena un palomar con los útiles, inútiles y elementos propios. Si no es posible que las palomas ululen o defequen por la escena su presencia puede sustituirse por su gracejo sonido. Lo que sería absolutamente inadmisible sería la escasez de plumas de todo pelaje en el escenario. En un extremo de las tablas un armario ropero sucio, cerrado, a ser posible embadurnado de excrementos de paloma. Entran Piqui y Viki. Ella muy joven, con atuendo de colegiala; él algo mayor, aunque no alcanza la sempiterna edad de hombre maduro, si bien supera la de adolescente. Ella con trapos de colores vistosos y él con indumentaria oscura, seria y serena.

 

Viki.-¿Por qué te has empeñado en subirme hasta el palomar?

Piqui.-Para enseñarte a mi tío.

Viki.-¿A tu tío? ¿Y qué hace aquí arriba?

Piqui.-Lo guardamos en ese armario.

Viki.-¿Cómo? ¿Guardado?

Piqui.-Murió hace veinte años.

Viki.-¿Y mantenéis el cuerpo ahí dentro?

Piqui.-Claro, ¿acaso tu familia no hace lo mismo?

Viki.-No, que yo sepa.

Piqui.- ¡Qué raro! En esta parte del país se respeta a los muertos, a las fuerzas sobrenaturales, a los encantamientos… La conservación y cuidado es una práctica habitual, muy extendida, corriente, a estas alturas, casi, casi vulgar. Probablemente tú procedas de alguna de esas aldeas o terruños bárbaras donde todavía se entierra a los muertos... y, ¿por qué no? ¡también a los vivos!

Viki.-No sabía nada. Fíjate que cuando murió mi hermano yo juraría que el cuerpo lo tiramos al río.

Piqui.- (Con desprecio.) Sí, esa costumbre, también arcaica,  todavía se mantiene en algunas partes. Todas ellas poseen un inconveniente manifiesto, si no conserváis el cuerpo, ¿cómo habláis luego con el difunto?

Viki.-Pero ¿vosotros contactáis con los familiares muertos?

Piqui.-Con todos no. Ya sabes, en asuntos de familia siempre hay desavenencias.

Viki.-Mi madre hablaba con nuestro padre, que parecía muerto, pero eso de conversar con un muerto, pero muerto, muerto de verdad... ¿Seguro que está aquí tu tío?

Piqui.-Por supuesto, ya te he dicho que te he subido al palomar para presentártelo.

Viki.- No puede ser.

Piqui.-(Mientras abre el armario de par en par.) ¡Cómo que no!

 

(Del armario sale el tío Lorenzo con un  chaqué cubierto de polvo y roído, el rostro cadavérico, los zapatos rotos. En fin, con un aspecto más que interesante.)

 

Tío Lorenzo.-¡Qué quieres ahora!

Piqui.-Tío Lorenzo te he traído a mi novia para que la conozcas.

Viki.-¡Qué dices! ¡Yo no soy novia tuya ni de nadie!

Piqui.-No le hagas caso, tío.

Tío Lorenzo.-Escúchame hijo, ¿tú te crees que a un hombre que lleva muerto más de veinte años le importa si tienes o no novia? Siempre me has parecido un cretino, un vago, un indeseable... pero como eres familia...

Piqui.-¡Pero tío!

Tío Lorenzo.-Ni pero tío ni nada.

Viki.-Oiga señor, que me lo he pensado mejor y sí, que soy su novia.

Piqui.- Si yo te la quería presentar por si podías darnos algo…

Tío Lorenzo.-¿Algo? ¿Algo de qué?

Viki.- Te refieres a dinero, ¿verdad Piki?

Piki.-Así es Viki, me refería a dinero, tío. A pecunia, a mosca, a montante y saliente, a cuenta de gastos, a mondadientes, a café, a tocateja, a money, a euritos, a duretes, a...

Tío Lorenzo.-Serás imbécil. Si tu padre heredó de mí una fortuna… Aunque cualquiera sabe lo que habrá hecho con ella. Y después de veinte años que llevo muerto, ¿vienes a darme la paliza para que te dé dinero? ¡Lo que te voy a dar es un guantazo que te voy a dejar sin sentido! Además menuda novia, parece una buscona.

Viki.-¡Oiga, no piense que por estar muerto puede decir lo que  le de la gana! ¿Qué es eso de buscona Piki?

Piki.-Bueno, pues, más o menos, viene a significar puta…

Viki.- ¡Qué descarado! Se lo diré a mi abuela muerta y verá…

Tío Lorenzo.- ¿A tu abuela? Sí, a esa sí me gustaría verla, la conocí de joven… ¡Era una fresca también!

Viki.- (A Piki.) Dile algo a tu tío.

Piki.- Viki, sé paciente, al fin y al cabo es de la familia y tal vez nos suelte algo de "pasta".

Tío Lorenzo.- Por lo que veo el cabrito de tu padre todavía me tiene en el palomar. ¡Ojalá les pegue una infección a estos bichos!

Piki.-No seas rencoroso tío.

Tío Lorenzo.-¿Rencoroso yo? Pero ¿te parece este un buen lugar para tenerme de cuerpo presente? Ya se lo dije a tu padre cuando vino a verme hace un par de años, ¡yo quiero estar en el salón-comedor! Si me dejaras recostado en una de las mecedoras, donde apenas os molestaría, ganaría en vistas, intervendría en las conversaciones, estaría al corriente de las idas y venidas de la familia, en fin, de todo… Y no aquí con estas repugnantes palomas.

Viki.-(En voz baja a Piki.) Pero ¿nos da dinero o no?

Tío Lorenzo.-(A Piki.) ¿Qué dice esa?

Piki.-Nada, nada, tiene curiosidad por el mundo de ultratumba. Ya sabes cómo son las mujeres.

Viki.-Es suficiente. No sabía nada de tus intenciones cuando subí hasta el palomar y, a pesar de todo, accedí a subir contigo. Tampoco sabía lo de tu tío, ni siquiera de lo de nuestra inminente boda…

Piki.-Yo no he dicho nada de boda.

Viki.-Bueno, pues ya lo sabes.

Tío Lorenzo.-Te das cuenta sobrino...  ya te dije que tenía pinta de fresca.

Viki.-(A tío Lorenzo.)¡Y usted cállese!

Piki.-Viki, amorrrrr (remarca la r como si no se atreviera a terminar la palabra), tranquilízate ¡por los clavos de Cristo!

Tío Lorenzo.- ¡Hijo que poco has acertado!

Viki.- Sí aquí el mochuelo no suelta algo de liquidez, ya te advierto desde ahora mismo, que contaré a todo el mundo que me has forzado en el palomar que, por otra parte, es un sitio muy propio para esos asuntos.

Tío Lorenzo.- (A Piki.) En eso ella tiene razón.

Piki.-¡Pero Viki! ¿Serías capaz de hacerme eso? Si siempre te he respetado.

Viki.-Por eso mismo.

Tío Lorenzo.- Criatura, con un muerto nunca cuentes para que te preste dinero.

Viki.-Muy bien, pues ya sé lo que debo hacer.

Piki.-Viki, ¿no serás capaz?

Viki.-¿Qué no? ¡Ya verás!

Tío Lorenzo.- (Mientras toma con las manos una pala de jardinero.) Sobrino, sujétala.

Piki.-¿Tío? ¿Otra vez?

Viki.-¿Me piensa matar el muerto?

(El tío Lorenzo golpea a Viki con la pala en la cabeza. Ella cae muerta.)

Piki.- (A tío Lorenzo.) Esta vez casi no te lo has pensado.

Tío Lorenzo.-Menudas elementas me traes. ¿Cuántas llevamos con ésta?

Piki.-Creo que más de quince.

Tío Lorenzo.-O ahora son todas muy espabiladas o tú eres muy tonto.

Piki.- Imagino que influirán las dos cosas.

Tío Lorenzo.- A este paso no heredas.

Piki.-Ya, ya lo veo. El pozo se encuentra a rebosar y tarde o temprano nos descubrirán.

Tío Lorenzo.-¡Qué dices! Cuando tenía tu misma edad cavé ese pozo con mis propias manos y le di holgura, profundidad, de todo. Ahí dentro debe haber sitio al menos para veinte o trescientas personas...

Piki.- En fin, la voy a tirar con las otras.

Tío Lorenzo.-(Mientras vuelve al armario.) Regreso a mis asuntos. Dale recuerdos a  mi hermano y recuérdale que me traiga gaseosa, que casi no me queda.

Piki.-(Inicia el mutis mientras  arrastra el cuerpo de Viki, a la que sujeta por las axilas.) Esta pesa más que la anterior.

Tío Lorenzo.- Sí, me pareció a simple vista  que estaba un poco más rellenita…

(Piki sale y el tío Lorenzo se encierra en el armario.)

 

Telón

 

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