50º Aniversario de la muerte de Bela Lugosi
(En la fotografía Bela Lugosi en el papel de Cristo)
¡Con un día de retraso me entero hoy, 17 de agosto, del 50º aniversario de la muerte de Bela Lugosi, actor de origen húngaro que se encuentra entre los mitos fundamentales de mi panteón! Descubrí al actor durante mi niñez en la formidable película Drácula (1931) de Tod Browning y me reencontré con él, gracias al personaje interpretado por Martín Landau, en Ed Wood (1994) de Tim Burton. Desde entonces mi desmedida pasión y admiración se ha visto reforzada con la adquisición de todas las películas, que me han sido posibles, en las que se anunciaba su intervención: White Zombie (1932), The Black Cat (1934), Mark of the Vampire (1935), de nuevo con el director Tod Browning (también director de la estupenda película Freaks), hasta las poco acertadas de Ed Wood, como Bride of the Monster (1955) y la póstuma Plan 9 from Outer Space (1959).
A pesar de las críticas negativas que a Lugosi le propinaron por algunos de sus papeles reconozco que me entusiasma su forma de actuar, incluso en las más desafortunadas intervenciones. En cuanto Bela Lugosi aparece en pantalla sus ojos atraviesan la “cuarta pared” para instalarse entre las butacas o en el salón de casa. Resulta conmovedor cuando su personaje, con frecuencia un ente malvado y criminal, resulta derrotado y tuerce la mirada para expresar el horror al fracaso. Ese temor es verdadero, no responde al acto fingido de aquel que glosa esa emoción y, seguramente, por eso me conmueve. La mayoría de los papeles que interpretó, desde Drácula, le obligaban a moverse por la escena con cierta inquietud, como si fuera capaz de transmutarse en cualquier cosa, o de alertarnos con una muestra de bondad, o con la mayor atrocidad.
Antes de llegar a EE UU Lugosi fue un actor de éxito en su país, tanto en el teatro como en el cine. Precisamente durante este periodo de su vida asumió en las tablas el papel de Cristo. Y esto a mis ojos le suma méritos. ¡Un Cristo que terminó convertido en Drácula! ¡Qué fantasía tan delirante, hermosa y extraordinaria!
Se rumorea que su inglés resultaba difícil de comprender porque su acento húngaro se apoderaba del idioma aprendido. Creo que se trata de una exageración, a la luz del visionado de sus películas en versión original, pero si era así: ¡tanto mejor! Javier Cortijo publicó el libro Bela Lugosi, Drácula vampirizado. En castellano probablemente sea la única biografía de cierta extensión sobre el actor. En ella se nos revelan aspectos desconocidos de Lugosi como su afición a la poesía. Al parecer en sus cuadernos escolares ya pergeñaba algunas composiciones.
El pobre Bela Lugosi murió arruinado y acosado por las drogas. Fue una de las primeras estrellas de cine que se sometió a rehabilitación y, quizá, este hecho le aisló todavía más.
Unos refieren que se equivocó al rechazar el papel de monstruo de Frankenstein, motivo fundamental por el que, tras su Drácula, en el público se desplazo el protagonismo de las películas de terror hacia el actor Boris Karloff; otros sitúan el momento de inflexión de la carrera de Bela en la elección de los personajes que siguieron al vampiro, en su drogodependencia, en problemas mentales....
En verdad me resultan indiferentes esas cuestiones. Para mí Lugosi fue un actor del mayor nivel porque se alejó del mimetismo de los demás, hasta tal punto que, al final, sólo podía imitarse a sí mismo.
¡Bravo, Bela!
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jose kura -