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Raúl Herrero

Visita al Liber # 2 & 5

Visita al Liber # 2 & 5

¡Con la hermosa empuñadura de las moquetas de la Feria de Madrid clavada en la pupila volvimos de la pasada feria del Liber! En la mitad de las pruebas del poeta sueco Ekelöf, del que Libros del Innombrable publicará en breve una antología preparada por Francisco J. Uriz, con un libro de poesía mística en las postrimerías y la compañía de Ángela, el viaje se resolvió con la mayor soltura.

¡Y la feria resultó un laberinto! Una prueba que el editor, autor, ilustrador, bibliófilo, corsetero, manipulador de alimentos o distribuidor precisa superar para alcanzar el centro del corazón. La actual situación del libro, tan alejada de lo central (del correcto uso), se ajusta a esa visión de stands, de negocios de bajos vuelos, de manifestaciones propensas a la inminente destrucción. Y en esa laguna de exhibición me encontré con el remanso de las instalaciones dispuestas por el Centro del libro de Aragón (junto al gallego si mal no recuerdo). Por fortuna José Luis Acín me habló, los dioses me escucharon, del escultor oscense y pajaritero Ramón Acín.

Con donosura comprobé la presencia de las últimas publicaciones de Libros del Innombrable. Pero el monstruo, el terrible por horrible Minotauro nos acosaba con sus zapatillas reptantes y su sumidero de ventas y de cifras. A punto estuvo mi corbata de ensuciarse, a punto estuve de morir ahogado llevado por el pánico generalizado mientras las libretas volaban cual aeroplanos de desecho y varias generaciones de amantes librescos se desmayaban sobres sus patines. De pronto El Bosco acudió y cundió en mi mente acuciada por esa impúdica muestra de libros desnudos emboscados en estrechas callejas de la feria.

Aquel laberinto lo superamos quienes nos fuimos. Algunos todavía andarán por los pasillos en pepitoria del Liber, de ese montículo donde los perrillos más limpios y peor olientes se acercan a olisquear los vientres ventrudos. Quienes lo dejamos atrás, cual Teseo, estamos bautizados para superar las pruebas del mundo editorial un año más.

Por fortuna Ángela, con sus manoplas de ave, me obligó a levitar sobre las esferas y la estratosfera. Buscamos al editor de Certeza pero no estaba. Tampoco nos dio tiempo a encontrarnos con nuestros amigos de la librería 2 de enero. Ahora Fráncfort, después Guadalajara. ¡Qué hermoso desenlace para los libros y las librerías del mundo! Mientras algunos persistan en mantener la confusión entre la cultura y las salchichas, el negocio estará, al contrario de lo que cabría esperar, lejos de salvarse.

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