Thomas Merton en Asia
(En la imagen Thomas Merton demuestra su afición por la fotografía)
La lectura del Diario de Asia de Thomas Merton resulta enriquecedora, sobre todo si tenemos en cuenta la actual celebración de la confusión vivencial y confesional. Este poeta, uno de los más destacados de su generación, se convirtió al catolicismo en 1939, combatió en la Segunda Guerra Mundial y después, en 1941, ingresó en el monasterio trapense de Nuestra Señora de Getsemaní en Kentucky. En este diario se ejemplifica el fructífero diálogo entre confesiones que promovió la generosa personalidad de su autor. Y, en definitiva, Merton pone de manifiesto, para olvidadizos y “dogmáticos” que, por encima de cualquier modelo de confesión, lo que la religión, o el espíritu de lo religioso implica como ejemplar, recae en el sentido de lo trascendente, en la búsqueda de "conocimiento" y de perfeccíón que no es otra cosa que la libertad en su máxima expresión.
Ya en las primeras líneas sentí cierta afinidad con Merton. En el segundo párrafo confirma que su costumbre de viajar con un número considerable de libros, le obliga a desembolsar con frecuencia un dinero suplementario para cubrir los gastos de sobrepeso en el avión. A pesar de este detalle a continuación confiesa que no pudo resistirse a las librerías de San Francisco.
En el diario Merton transmite sus impresiones sobre ciudades como Calcuta y los mandalas, además de resumir sus conversaciones sobre el silencio y la meditación con maestros budistas, hinduistas, el Dalai Lama y otros “especialistas”. En su visita al lama Chatral refiere una divertida ocurrencia del "maestro", que bien podría servir de reveladora enseñanza a quienes se escudan tras las diferencias culturales para promover enfrentamientos que sirven a oscuros intereses. Leemos: Él mismo (Chatral) se sorprendió de ver que se llevaba tan bien con un cristiano y en un momento dado se rió y dijo: "¡Tiene que haber algún error aquí".
Más adelante Merton afirma que la taxativa renuncia a todos los aspectos materialistas del mundo, en beneficio de la dedicación a otras vías de conocimiento, convierte a los monjes, de una y otra confesión, en los más radicales opositores de la sociedad presente, regida, sobre todo en occidente, por criterios económicos y de producción.. En este mismo vértice de oposición dispone, no olvidemos que el diario está escrito en 1968, a los hippies y los poetas. El libro se cierra con un apéndice donde se reúnen las intervenciones de Merton en congresos y actos públicos durante su viaje, además de algunas cartas. Destaca la conferencia que ofreció el mismo día de su accidental muerte, en torno al marxismo y la vida monacal. En ella afirma: "El monje es alguien que viene a decir que las pretensiones del mundo son fraudulentas".
En el Diario de Asia nos encontramos con un autor de una increíble lucidez.. Este diario nos transmite a un monje contemplativo capaz de reconocer en enseñanzas y tradiciones de otras confesiones, sus mismos objetivos espirituales (“intelectuales”).
La disolución del yo, la eliminación de todo aquello que nos obliga a identificarnos con la individualidad, impregna varias páginas del libro, tanto desde la perspectiva cristiana como budista o hinduista.
Los escasos y breves poemas propios que se intercalan en el texto nos descubren a un poeta de gran altura, cercano a los místicos por sus inquietudes, aunque con una sólida estructura intelectual que ampara los hallazgos. Por último, las citas que Merton anotó en su dietario nos permiten acceder a un libro paralelo, a una antología sapiencial de las religiones orientales.
"La poesía no es una forma de hablar ordinaria, al igual que la experiencia poética tampoco es una experiencia común. Está más cerca de la experiencia religiosa."
(Thomas Merton, Diario de Asia, Editorial Trotta 2000)
1 comentario
manuel enrique valls hernandez -
Creo que Merton es genial, y su visión de una luz muy larga, necesaria hoy al critianismo.