Una semana con Ramón, II (Ramón y Silverio)
[De entre las personalidades con las que se relacionó Ramón tal vez fuera el escritor Juan Bautista Amorós, conocido como Silverio Lanza, el más sorprendente y el que más tiempo ha tardado en obtener el reconocimiento que se merecía en relación con sus méritos. En el siguiente extracto del prólogo de Antonio Fernández Molina a los cuentos de Silverio Lanza se nos relata algo de la vinculación entre ambos admirables escritores.]
Silverio Lanza en la calle
El día 20 de abril de 1912 moría en Getafe uno de los escritores españoles más raros y curiosos que ha dado nuestra literatura. Moría casi sin que nadie se diera cuenta de que desaparecía este escritor pues únicamente Ramón Gómez de la Serna y Roberto Castrovido estuvieron personalmente en su entierro. Nadie más se hizo presente entre la gente de pluma. Se trata de Juan Bautista Amorós, marino retirado y escritor que firmaba sus escritos con el nombre de Silverio Lanza.
Silverio Lanza había publicado, desde 1880, varios libros que circularon entre los miembros de la generación del 98 y los escritores de aquellos años sobre los que ejerció una atracción de la que han dejado constancia en algunos de sus libros. De Silverio Lanza hay varios retratos literarios, buenos todos ellos debidos a Pío Baroja, Azorín, Ricardo Baroja, Juan Ramón Jiménez, Ramón Gómez de la Serna, Corpus Barga…, por eso el lector atento de nuestra literatura se tropezaba con el nombre de Silverio Lanza y este nombre atraía su curiosidad, tanto por sus escritos como por lo que sabía de su vida que tiene una aureola de misterio y de originalidad. Pero llegado el momento de querer establecer contacto real con su obra empezaban las dificultades. Sus libros no aparecían por ningún lado. En vida las cortas ediciones de sus obras y las colaboraciones en algunos periódicos y revistas, aun dieron fe de su presencia pero después de muerto únicamente se publicó una novela breve suya editada en el número 119 de La novela corta el 23 de abril de 1918 titulada Medicina rústica y Páginas escogidas e inéditas editado también en 1918 en Biblioteca Nueva. Ambas obras las publicó Ramón Gómez de la Serna y esta última, que ha sido casi la única obra de Silverio Lanza relativamente accesible, va precedida por una larga semblanza de Ramón Gómez de la Serna dedicada al escritor.
Desde entonces su nombre quedo casi sumergido en el olvido. De vez en cuando el lector predispuesto descubría alguna referencia en algún artículo o excepcionalmente se le dedicaba todo entero pero su figura y su obra quedaban ocultas y era empresa ardua y casi infructuosa la tarea de perseguir sus libros por las librerías de libros usados. En muchas de ellas su nombre era totalmente desconocido. En otras decían que hacía tiempo que no aparecía ningún libro suyo, y solo alguna vez cada varios años se conseguía por el buscador experto y perseverante, encontrar alguno de ellos. Libros editados en ediciones anodinas que en buena parte han debido contribuir a la escasa difusión y al desconocimiento de este escritor que tiene real importancia.
Julio de 1964 fue una fecha importante para el futuro conocimiento de Silverio Lanza. La revista "Papeles de Son Armadans" publica su número cien y celebra este acontecimiento dedicando el número a estudiar varios aspectos del escritor Silverio Lanza. Camilo José Cela dice: "Los Papeles de Son Armadans rinden homenaje a un escritor, también humilde y solitario: don Juan Bautista Amorós, alias Silverio Lanza, virrey de Getafe, marino mesetario y hombre de muy raras e inútiles sabidurías, nacido hace más de cien años y muerto y olvidado por casi todos hace ya más de cincuenta. Los "Papeles de Son Armadans" se honran aventando, respetuosamente, las cenizas literarias de del autor de Mala cuna y mala fosa, entre las que duerme el sueño de los ingratos injustos, múltiples larvas y no pocas crisálidas de la literatura que le sobrevivió."
Antonio Fernández Molina
[¡Peste de huesos! y otros textos, Silverio Lanza (Juan Bautista Amorós) , Libros del Innombrable, Zaragoza, 2006. Prólogo de Antonio Fernández Molina]
2 comentarios
Raúl Herrero -
Armando -
Ni una palabra había escuchado de él (ni he leído a Ramón Gómez, ni a tantos otros) y en ese sentido agradecido quedo.