Patricia Bargalló, Albarracín, Platón, Arrabal y el teatro de la memoria
En el estreno televisivo del programa Borradores, animado por el escritor y periodista Antón Castro, utilizaron una filmación realizada en Albarracín en la que un servidor recitaba un poema. Antón luego escribió: Ahí estabas envuelto en el corazón de la piedra de Albarracín. Aquella sugerente imagen me provocó de improviso la siguiente cita de Platón:
Imagina una especie de cavernosa vivienda subterránea provista de una larga entrada, abierta a la luz, que se extiende a lo ancho de toda la caverna, y unos hombres que están en ella desde niños, atados por las piernas y el cuello, de modo que tengan que estarse quietos y mirar únicamente hacia adelante, pues las ligaduras les impiden volver b la cabeza; detrás de ellos, la luz de un fuego que arde algo lejos y en plano superior, y entre el fuego y los encadenados, un camino situado en alto, a lo largo del cual suponte que ha sido construido un tabiquillo parecido a las mamparas que se alzan entre los titiriteros y el público, por encima de las cuales exhiben aquellos sus maravillas.
Nos dicen los estudiosos que Platón, con su caverna y la visión de los hombres encadenados, pretendía realizar una alegoría del individuo y el conocimiento.
Y claro está, ahí me encontraba como un cavernícola arañando las paredes de un poema y de las casas de Albarracín. Una forma algo quijotesca de enfrentarse a la búsqueda del conocimiento. Claro está todavía hay quien confunde la “gnosis” con la memoria, con aprenderse los ríos, las mesetas de España y el listado telefónico... Pero la memoria es otra cosa. Como repite Arrabal: La imaginación es el arte de combinar los recuerdos. Aquí algunos entonan un ¡ooooh!, otros un ¡aaaaahh! porque olvidan que los sueños, los deseos, las frustraciones también forman parte de la memoria, sin contar con aquellos instantes que jamás ocurrieron y que nuestra mente archiva como si hubieran sido.
“Pasó lo que recuerdas”, titula Francisco J. Uriz su libro de memorias con gran acierto. Y, ¿por qué no escribir un libro de memorias internas? Se podría titular “Todo lo que recuerdo de mis ochenta años de sueños”. Hay sueños más hermosos que la vida y vidas tan hermosas como los sueños. Los surrealistas originales se pasaron sesenta años intentando que la gente comprendiera esto, pero en su lugar la opinión pública se empeñó en relacionarlos con el absurdo, que asemejarse pero que es otra cosa.
Y ahí me tenían ustedes en Albarracín corpore in sepulto. Elegí aquel texto porque al situarme frente a la cámara recordé que la actriz Patricia Bargalló me confesó que antes de salir a escena, en el estreno de la obra de Arrabal El Arquitecto y el Emperador de Asiria en Barcelona, leyó aquel poema y le conmovió.
A mí me resulta extraño que alguien se conmueva leyendo un texto mío. Por el contrario la interpretación de Patricia en el Versus Teatre a mí sí logró emocionarme.
La “gnosis” quizá se encuentre más próxima a la conmoción del intelecto que a la memorización (no confundir con memoria).
3 comentarios
silvia -
Raúl -
Lo del abrigo es un método disuasorio del frío. En cuanto me lo quite granizará, nevará o algo peor.
ENRIQUE -