CENA A GOLPE DE TIMBAL CON EL PINTOR PÁNICO FERNANDO S.M. FÉLEZ
Casi siempre que nos encontramos hablamos de Orson Welles, por el que ambos tenemos predilección. Frente a las viandas Félez me hizo el honor inmerecido de pedirme un texto para el catálogo de la muestra, donde también figurarán Topor y Arrabal. Le confirmo que siento un placer inmensurable de escribir en su catálogo acompañado por dos de mis admirados.
Luego hablamos, como siempre, también, de Dalí, al que conoció con y sin el rostro oculto. Si muchos de los que habitualmente repiten tópicos sobre Dalí escucharan una sola vez a Félez aprenderían quizá a dejar de repetir ciertas zafiedades sobre el pintor ampurdanés.
Llega Carmen sofocada pero a tiempo de participar en la cena. Como no podía ser de otra manera la convertimos en el centro de la conversación y tratamos temas de interés general, como las dificultades en la pérdida de la virginidad femenina.
Por supuesto Arrabal se introduce en el debate. Da gusto imaginarse las escenas del joven Arrabal en el París de los años 60, que Félez relata con una tensión y una capacidad magistral.Antón Castro ha publicado en su blog una entrevista que hizo a Félez el año pasado.
Aquello comienza a impregnarse de aroma “pánico”. Estoy a punto de negarme a hablar de cuestiones carnales argumentando que “lo estoy dejando” pero, al final, los postres me distraen.
Félez me pregunta por la familia de Antonio Fernández Molina. La última vez que coincidimos los tres, me confiesa Félez, se quedó preocupado por la amargura que demostraba Antonio. Le cuento detalles sobre los últimos homenajes que se le han brindado. ¿Por qué no se los hicieron en vida?, me pregunta. No sé que responderle y nos despedimos con un abrazo. La sombra de Antonio me acecha por las aceras de la nocturnidad. La vida era mucho más divertida con él. Félez antes de marcharse bromea con la posibilidad de instalarse en Zaragoza. ¡Lo pasaríamos bien!, le digo sonriendo. De mi bolsa, de improviso, surge una figura de Willy Wonka.
En fotografía superior: Arrabal y su cuadro "Alegoría de Stalin, Musolini, Hitler y Franco torturando a la opinión pública" de Fernando S.M. Félez. Foto de Lis.
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