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Raúl Herrero

Te recuerdo como eras (In memoriam de Ruth Reichelberg)*

Te recuerdo como eras (In memoriam de Ruth Reichelberg)*

*(Fernando Arrabal me remite por correo electrónico el siguiente poema inédito que publico en mi página para solaz de vertebrados e invertebrados lectores. Libros del Innmobrable publicó recientemente, de la profesora Ruth Reichelberg, el libro Don quijote o la novela de un judío enmascarado. En la fotografía superior Ruth Reichelberg.)

 

Te recuerdo como eras iluminando palabras y oraciones.

Te recuerdo como eras incendiando olvidos y naufragios.

Te recuerdo como eras fusionando amor y caridad.

Te recuedo como eras puliendo topacios y miradas.

Te recuerdo como eras enclavijando señas y señales.

Te recuerdo como eras rastreando destierros y retornos.

Te recuedo como eras sumergida en maestros e infinitos.

Te recuerdo como eras transformando instante y eternidad.

Te recuerdo como eras buscando la piedra y la piedad.

Te recuerdo como eras cantando con voz y con aliento.

Te recuerdo como eras viviendo transfiguraciones y trascendencias.

Te recuerdo como eras floreciendo el árbol y la vida.

Te recuerdo como eras saliendo a tu terraza y tus luceros.

Te recuerdo como eras alcanzando estrellas y fugaces.

Te recuerdo como eras tatuando tu mano y tu mejilla.

Te recuerdo como eras esperando relaciones y revelaciones.

Te recuerdo como eras soñando sin quimera ni utopía.

Te recuerdo como eras visitando el pabellón y el oro.

Te recuerdo como eras acechada por el fuego y la tormenta.

Te recuerdo como eras vulnerada por tormentas y desdenes.

Te recuerdo como eras protegida baja las faldas del cielo.

Te recuerdo como eras decidida a ser "más que yo misma".

Te recuerdo como eras forjando espíritu y pureza.

Te recuerdo como eras interrogando ausencia y perversidad.

Te recuerdo como eras discurriendo armoniosa y diferente.

Te recuerdo como eras argumentando por selvas y laberintos.

Te recuerdo como eras ampliando márgenes y cabelleras.

Te recuerdo como eras transmitiendo existencia y esencia.

Te recuerdo como eras multiplicando huellas y azucenas.

Te recuerdo como eras armada de musgo y esplendores.

Te recuerdo como eras resplandeciendo de certezas e indeterminaciones.

Te recuerdo como eras enfrentando peligros y pelajes.

Te recuerdo como eras cruzando mis dientes con tu paz.

Te recuerdo como eras atravesando mi torrente con tu torre.

Te recuerdo como eras penetrando mis dudas con tu duna.

Te recuerdo como eras abrazando esperanzas desde estrellas.

Te recuerdo como eras rompiendo intransigencia y rejas.

Te recuerdo como eras besando lo inefable en el espejo.

Te recuerdo como eras suspirando crisálida y mariposa.

Te recuerdo como eras piafando en el corcel del Paraíso.



Llegas al acantilado

y a mí

ola tras ola

por los siglos de los siglos.



Fernando Arrabal, París a 24 de julio de 2006

 

 

 

Sobre Don Quijote o la novela de un judío enmascarado:

Don Quijote o la novela de un judío enmascarado

Ruth ReichelbergPrólogo y traducción de María Dolores Espinosa Sansano

ISBN: 84–95399–69–5

Este libro se propone describir la toma de posesión, en el sentido literal del término, de la persona del lector. Querría modestamente —pues el reto depende de la apuesta— dar cuenta de la conmoción progresiva y porfiada, del rapto ejercido casi sin saberlo por una obra semejante sobre su lector.

La primera vez que leí con algún detenimiento el Quijote, mi asombro y mi irritación fueron aumentando al tiempo que progresaba la lectura. Cada vez más perpleja y desorientada por esta serie de aventuras aparentemente absurdas, me pregunté qué había podido originar la repercusión y la universalidad de esta obra.

Sin embargo la seducción fue enorme y operó hasta tal punto que acabé la lectura de la novela totalmente conmovida, habiendo dado un giro de ciento ochenta grados sobre mí misma y sintiéndome por otro lado extrañamente implicada, pero sin llegar a discernir por qué. Decidí a mi vez dar rienda suelta a Rocinante y seguirlo, atenta a los ecos más remotos que sus andanzas a través de las llanuras de Castilla despertaran en mí.

Ruth Reichelberg

 

4 comentarios

Raúl -

Gracias Lolita por tu comentario. Abrazos.

Lolita -

Yo también quisiera recibir, a mi fallecimiento, semejante epitafio,
Lolita

Raúl Herrrero -

Gracias nuevo amigo Jorge por tu comentario. Se bienvenido y un abrazo.

jorge -

llego aquí siguiendo el hilo que dejó Fernando en su columna, suponiendo que me lleve a recodos de interés, y así lo compruebo, pasaré con más calma, el blog lo merece. con respecto al poema, que decir : moriría mañana si supiera que alguien como Arrabal, escribiera mi epitafio con tal holgura, fuerza y preeminencia. saludos